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Mostrando entradas de abril 9, 2017

CRÓNICA / Pajarito negro

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Ni pan ni circo, historias de hambre en América Latina / NUEVA SOCIEDAD / COLOMBIA / ARGENTINA / PÁGINA SIETE / BOLIVIA  P udo haberse llamado Soledad pero su mamá prefirió bautizarla Efigenia con “e”, no con “i” como enseña la mitología griega. Paulina, la mamá de Efigenia, tiene el aire un poco rebelde pero no fue por eso que nombró a su hija con la letra que quiso sino porque equivocó la vocal. Alguna vez oyó ese nombre y lo copió. Al fin y al cabo, de mitología griega no sabía nada. Nunca asistió a la escuela porque nadie la mandó y con el paso de los años aquello no sólo le pareció innecesario sino riesgoso: muchacha que iba a la escuela volvía cargada de “wawa” (hijo). De modo que cuando Efigenia terminó la primaria, Paulina le dijo: “ya eres jovencita, eres un peligro en la escuela” y Efigenia no se dejó rogar, casi contenta abandonó el colegio. Tenía tres razones para hacerlo: nunca pudo escribir la letra “t”; para mayor desánimo sus compañeros la llamaban “pajarito

CRÓNICA / San Jailón. Un santo con clase en las tierras del narco

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HORA BOLIVIANA / PÁGINA SIETE H éctor Monsón Choquetito murió de mala manera.   Él, que cuidaba tanto las formas y se había pasado media vida prediciendo el destino de los demás, no supo lo que sucedería la madrugada del 15 de marzo del año 2008 cuando comenzó su ascenso definitivo. Fue entre las cuatro y las cinco de la mañana, nadie sabe bien. La noche, caliente y húmeda, no se animaba a amanecer. Sólo se oía el ulular ronco y pesado de los camiones, buses y automóviles que pasaban por la carretera de rato en rato. Sólo pasó por ahí el dueño del alojamiento Concordia, ese que tiene su puesto de celulares, ese que cruzó en su auto deportivo negro justo después del accidente pero siguió de largo. Doña Sara sabe de oídas o no quiere saber. Esa historia ni le va ni le viene. Tal vez porque aquella madrugada el finado salía del prostíbulo vecino, no del suyo, a pocos metros del lugar del siniestro. “Venía desde el otro lado”, miente Sara con cara de desgano, señalando con u